Antiguamente los católicos no podían
comer huevos durante la Cuaresma. Así que para que no se estropearan lo que hacían
era hervirlos y cuando estaban duros los cubrían con cera. Más tarde los
decoraban y regalaban a la gente más allegada. Esta tradición está muy arraigada en Europa, sobretodo en los
países anglosajones.
Allí, el conejo de pascua,
esconde los huevos en el jardín o por la casa, y los niños el domingo de Pascua
cuando se levantan tienen que encontrarlos.
Si queréis probar aquí tenéis 7
ideas que me han parecido magníficas y que a los niños les encantará:
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